lunes, 21 de octubre de 2013

La estrategia antisindical



MIÉRCOLES, 16 DE OCTUBRE DE 2013
ANTONIO MIGUEL CARMONA 


Ellos saben que dejando sin defensas a los trabajadores podrán conseguir sus objetivos políticos, es decir económicos, con mayor facilidad y consistencia. Podrán obtener grandes réditos sin necesidad de innovar, exportar o vender.

          
¿Como?: simplemente obteniendo una transferencia de renta de los trabajadores a las empresas. Si hay crisis, mantienen la tasa de ganancia reduciendo los salarios y, por lo tanto, llevándose una buena parte del producto.
Para ello hay que flexibilizar el mercado laboral y descolgar a millones de trabajadores del compromiso de las empresas firmado en los convenios colectivos. Sin esa protección usted se verá sólo ante el director de Recursos Humanos quien le recordará que hay seis millones de parados donde elegir.
Para poder tener éxito en esta estrategia conviene eliminar cualquier mecanismo de defensa. Las principales instituciones que defienden
a los trabajadores son los sindicatos y, de este modo, su destrucción es un paso previo para lograr sus fines con el menor coste posible.
Para eso, si encuentran un corrupto en una organización sindical, lo llevan a los altares del siglo XXI, es decir a las portadas de los periódicos como si fuera el mismísimo Luis Candelas. Sin reparar que el presidente de la patronal anterior duerme en prisión.
A posteriori, los voceros de la derecha airearán el nombre del malversador en tertulias y noticieros, en reportajes y portadas, en columnas que eleven a categoría el antisindicalismo más rastrero.
Dicen que durante los últimos años la afiliación de los sindicatos ha disminuido de forma alarmante. Mienten. En los ochenta había medio millón de afiliados a los sindicatos. Actualmente dos millones y medio.
Dicen que los sindicatos se nutren solo de dinero público, subvenciones, ayudas y prebendas. Mienten. El ochenta por ciento de los ingresos de los sindicatos provienen de la cuota de los afiliados.
Dicen que los sindicalistas no son elegidos democráticamente. Mienten. Los trabajadores utilizan profusamente la urna con el fin de elegir a sus representantes, en las empresas, en las secciones, en los comités, en las uniones comarcales, las federaciones, regiones y confederal.
Mientras, las organizaciones empresariales grandes apenas están nutridas por empresarios, viven especialmente de ayudas públicas y no son elegidos democráticamente. No aguantan comparación alguna con las organizaciones de clase.
Por eso, la estrategia antisindical se combate con la verdad, la política y la más pura, legítima y honrada acción sindical por parte de los trabajadores.   @AntonioMiguelC


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