El experimento sueco que funciona: jornadas laborales de seis horas
La mitad de los empleados públicos de
Gotemburgo trabaja
seis horas, la otra mitad ocho horas. A final de año
se comprobará qué grupo ha sido más eficiente.
seis horas, la otra mitad ocho horas. A final de año
se comprobará qué grupo ha sido más eficiente.
09.08.2015
El laboratorio de políticas públicas de Suecia vuelve a ganarse la atención del mundo.
Desde principios de este año, la ciudad de Gotemburgo, la
tercera más importante
del país, utiliza a sus empleados como
cobayas. La idea es la siguiente: la mitad de sus
funcionarios
trabaja solo seis horas al día, mientras la otra continúa con
su jornada
habitual (ocho horas al día, 40 horas a la semana).
Este experimento de la izquierda sueca pretende comprobar si es
posible ser más
eficientes trabajando menos. Su teoría es que con
una jornada laboral más respetuosa
con la conciliación
familiar, sus empleados serán más eficientes y dedicados con su
labor
ya que tendrán más energía. Eso significa también que
caerán enfermos en menos
ocasiones y estarán más
comprometidos con la empresa.
"A final de año vamos a comparar a los dos grupos. Esperamos
que la plantilla se
coja menos días de baja por enfermedad y se
sienta mejor física y mentalmente",
ha explicado Mats Pilhem,
teniente de alcalde de la ciudad al diario 'The
Local'.
Resultados positivos
Aunque el experimento tiene solo unos pocos meses de vida y es
pronto para sacar
conclusiones, parece que por el momento la
idea está funcionando. "Ha ocurrido lo que
mi tiempo libre y además soy más activa en mi
trabajo", explica Jennie Anttila,
una enfermera del hogar de
mayores Svartedalens en declaraciones a la televisión local.
También los jefes están contentos con la experiencia.
"La mejora en el bienestar de
los trabajadores es innegable.
Están menos presionados y tienen más energía. Pienso
que es
un buen modelo laboral", valora la gerente del
centro, Ann-Charlotte Dahlbom, al
diario 'Goteborg Daily'.
Prueba y error
No es la primera vez que los suecos tratan de reducir la
jornada laboral para ganar en
eficiencia. El último caso fue
precisamente en Gotemburgo, en una fábrica de automóviles,
y el
resultado fue también positivo.
La mejora en el bienestar de los trabajadores es innegable. Están
menos presionados
y tienen más energíaSin embargo, los
nórdicos recuerdan todavía otro ejemplo que
no salió tan
bien. En 1989 el municipio de Kiruna instauró la jornada
reducida para
sus trabajadores sociales. El sistema funcionó durante
16 años pero finalmente
fue abolido en el 2005
por "necesidades económicas y sociales".
De acuerdo con Hans Sedwell, vicepresidente
del consejo económico de Kiruna, el
proyecto era demasiado caro
y difícil de mantener. "Ha sido costoso para el distrito y
se ha demostrado que no se pueden mantener dos convenios de
trabajo distintos
en una misma organización",
consideró.
Una visión distinta aporta Carina Bidt, investigadora del
Instituto nacional de vida y
Trabajo en Suecia: "Es difícil
demostrar que los trabajadores de Kiruna mejoraron
sus condiciones de
vida con la jornada reducida, pero también es difícil probar lo
contrario.
Eso puede ser porque no se produjo ningún cambio con
esas dos horas menos o
porque no se han evaluado sus
efectos", juzga la investigadora.
Es difícil demostrar que los trabajadores mejoraron sus
condiciones de vida, pero también
es difícil probar lo contrario
La jornada de trabajo reducida (de 30 horas semanales) ha sido
durante años una de las
banderas de la izquierda a la que se han
opuesto siempre las patronales del país y la
derecha. El debate se
alarga desde los 90 sin resultados empíricos concluyentes.
"El experimento de Gotemburgo y sus efectos generarán
previsiblemente un debate
a nivel nacional que de ser
exitoso, podría llevar a introducir la jornada
laboral
reducida a escala nacional", juzgan los
investigadores de la universidad de
Oxford, Mats Kullander
y Petter Danielsson.
La cultura del presentismo
De acuerdo con un estudio de Adecco,
los españoles trabajan menos horas que la media
europea. La jornada
laboral media en el conjunto de la Unión Europea fue en 2012
de
40,4 horas por semana, mientras que en España la cifra fue
(oficialmente) de 40,2 horas
semanales.
Así, España es el sexto país del mundo donde más se trabaja.
Por delante están
Reino Unido, que encabeza la lista con 42,3
horas semanales, seguido por Portugal
(41,3 horas), Polonia y Rumanía
(ambas con 41 horas) y Alemania (40,7 horas).
Sin embargo, está claro que en la
realidad en España es muy distinta. Mucho se ha
hablado
sobre la cultura del presentismo y las jornadas laborales
extensibles en nuestro
país. Aquí la propuesta sueca
suena a exotismo.
La jornada partida, con dos horas para comer, pone muy
difícil a los españoles que
puedan conciliar su vida privada con su
trabajo. Mientras en el resto de Europa apenas
se dedican 45
minutos a la comida, aquí la media está en dos horas y eso lleva
inevitablemente a que se salga mucho más tarde del trabajo y se
dedique cada vez menos
tiempo al ocio y a la familia.
"Cuando el trabajo invade la esfera privada de forma
constante, la productividad se reduce",
asegura Ignacio
Buqueras y Bach, Presidente de la Comisión Nacional para la
Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), en declaraciones
a 'El
Confidencial'.
"Las personas se vuelven irritables,
menos comprensivas con los intereses de su
empresa, más propensas a
accidentes laborales o de tráfico y más estresadas. Todo
esto merma
la productividad”, añade.
Para luchar contra el absentismo
El absentismo
laboral en España supuso un coste a la Seguridad Social de
8.000 millones
de euros, según un estudio de ARHOE. De él se
concluye que las jornadas
maratonianas propias de nuestro
país están directamente relacionadas con el absentismo
en el
trabajo, por lo que su racionalización se convierte en uno de los
factores que más
contribuyen al aumento de la productividad y de la
competitividad de las empresas.
Aunque hablar de una jornada reducida a nivel
generalizado en nuestro país sea
una quimera, la
instituciones empiezan a ver con buenos ojos las jornadas intensivas,
menos invasivas con la esfera privada. Es un pequeño paso para
aquellos que luchan
por la racionalización de los horarios en
España. Eso sí, Suecia y su laboratorio quedan
(y parece que
quedarán) a años luz.
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